Nuestra relación e interacción con el medio ambiente es posible gracias a órganos que captan, en forma sensible, los objetos y los fenómenos que ocurren en el mundo exterior. Mediante estos órganos, conocemos el tamaño, la forma, el color, la temperatura y otras características de las cosas que existen a nuestro alrededor.
El ser humano dispone, a nivel básico, de 5 sentidos que se encargan de captar la información del entorno, a través de 5 órganos distintos: vista (ojo), oído (oreja), tacto (piel), gusto (lengua) y olfato (nariz).
La piel es el órgano que cubre la superficie externa del
cuerpo y se continúa con las mucosas que tapizan las cavidades que naturalmente
se comunican con ella. Cumple funciones indispensables para el equilibrio del
organismo: lo protege de la agresión del medio externo y transmite información
muy valiosa.
Se localiza en toda la piel que recubre el cuerpo humano,
la cual está formada por unas terminaciones nerviosas especializadas
denominadas táctiles.
La piel, repartida por toda la parte externa del cuerpo,
con un espesor de entre 0,5 mm y 3 ó 4 mm en las palmas de las manos o la nuca,
está formada por tres capas superpuestas: epidermis, dermis y tejido celular
subcutáneo.
Su color varía según la edad, las zonas y la raza y tiene
una serie de anexos como son las uñas, los pelos y las glándulas sudoríparas y
sebáceas.
Los receptores táctiles de la piel son los corpúsculos de
Meissner (sensibles al contacto), corpúsculos de Vater-Paccini (sensibles a las
deformaciones de la piel), corpúsculos de Krause (sensibles a las bajas
temperaturas) y corpúsculos de Ruffini (sensibles a los aumentos de
temperatura).
No hay comentarios:
Publicar un comentario